2020

MUJER SEGURA

La mujer equilibrada es la que sabe quien la valora…

Todos necesitamos profundamente ser amados y valorados. La realidad es que aunque no todos nos aceptarán y nos amarán, algunos si lo harán. Hoy quiero animarte a que vivamos enfocadas solo en aquellos que si han decidido amarnos. Un enfoque correcto hará que disfrutemos mejor nuestra vida y de aquellos que nos rodean.

Tenemos que saber que aquel que nos creó nos ama incondicionalmente. No nos ama porque lo merezcamos, nos ama porque El es amoroso y quiere hacerlo. Dios proporcionará personas en nuestra vida que también nos amen. Nos ayudará a reconocer esas personas si lo buscamos y escuchamos sus consejos. Nosotros no podemos amarnos a menos que comprendamos cuan amados somos. Y si no nos amamos a nosotras mismas, no podremos amar a quienes nos rodean. Por eso es que a veces nuestras relaciones no son saludables ni duraderas. Solo Dios puede darte sentido de tu propia valía.

Cuando estás convencida de esta verdad, no temerás ni tendrás miedo de no ser amada. Cuando sientes que no mereces amor, entonces es difícil entender en tu mente que Dios te ama perfectamente, aunque tu no seas perfecta. Por eso lo único que puedes hacer con el amor que se te ofrece, es recibirlo. Puedes repetírtelo a ti misma cuantas veces sea necesario: “Dios me ama y yo recibo su amor”. Cuando esta verdad penetra en nuestra mente, se hace práctica en nuestro estilo de vida.

Debemos dejar de hacer malas elecciones respecto de quienes traemos a nuestro círculo de inclusión. No es una buena estrategia decidir por nuestra cuenta a qué grupo social queremos incluirnos, para luego tratar de entrar en él. La decisión mas sabia que podemos tomar al respecto, es mas bien permitir que aquel que nos creó nos guíe a las personas correctas.

Hay mujeres que se sienten tan mal respecto de sí mismas que se involucran en relaciones producto de su desesperada búsqueda de amor. Lo cierto es que las mismas traerán más heridas a sus corazones. Es triste que muchas veces ellas creen que eso es todo lo que merecen.

Dios no solo nos ama, sino que proporciona personas que también nos amen de verdad. Cuando eso suceda, seamos muy agradecidas no solo con Dios sino también con esas personas. Las personas que nos aman genuinamente son uno de los regalos más preciosos del mundo.

 

 

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